–Me duele el alma –.
–El alma es algo simbólico, Raquel. No te puede doler – respondió su hermana, a medio entender, comiendo un caramelo ácido.
–Si, Marta. El amor hace que te duelan cosas que jamás pensaste que dolerían – .
Siguieron caminando, sosteniéndose la una a la otra, ambas sabiendo que un bastón las ayudaría mejor con el peso de sus cuerpos. Aún así no iban a perder la dignidad paseándose por ahí con un instrumento para viejitos. Ellas estaban bien y recién cumplían los veinticinco, en sus mentes.
De las dos, quién más se sostenía en la otra era Raquel, que cerrando la mano derecha en el antebrazo izquierdo flacucho de Marta, implícitamente se consolaba. Había perdido a su marido un mes atrás. Marta llevaba viuda mucho tiempo más.
El alma duele, ya lo creo, más que el cuerpo. Las pérdidas son terribles.
ResponderEliminarBesos, Martina.
Totalmente cierto
ResponderEliminarLa melancolía la arruga
Y la tristeza la apuñala
Besos
viste cuando volás en el imaginario y recreas toda la escena en un parpadeo? bueno, nada, eso.
ResponderEliminarmuy linda
Tremendo. Besos.
ResponderEliminarProfundas letras, el dolor del alma es más profundo que el dolor de el cuerpo, porque se trata de nuestras emociones.
ResponderEliminarUn abrazo.
yo que soy la eterna enamorada, te puedo decir con conocimiento de causa, que el amor es una mierda...
ResponderEliminarbesos.